Los famosos grupos de poder; quiero comenzar esta columna con una afirmación que a todas luces es evidente dentro del ejercicio político. Me refiero a los grupos, los círculos, las alianzas y entreveramiento de actores de los que de repente somos parte o somos ajenos a pesar de pertenecer a un mismo instituto político.
Aclarada la coincidencia de esta afirmación, permítanme explicarles el significado del término “endogamia” y la relación que tiene con la política y sus grupos, además del daño tremendo que ocasiona al bien común.
Endogamia; es la unión, matrimonio o relación de dos personas de la misma casta, religión, sangre, comunidad o condición social donde generalmente se excluye a quienes no pertenecen a su linaje. En términos médicos es una patología gravísima que ocasiona malformaciones genéticas y discapacidad intelectual.
En la política, existe este fenómeno cada vez más latente, sobre todo cuando de partidos políticos distintos se trata, existe un rechazo automático para quienes son de morena, del PRI o del PAN, cual si fueran estos personajes indignos, grotescos o dañinos per sé.
Pero también, dentro de cada ideología existe la endogamia política, podemos ver esa exaltación, ovación y entrega desmedida hacia personajes que honestamente, no lo merecen, cual si fueran dioses encarnados en líderes, como si estos no fueran de carne y hueso o no tuvieran error alguno, nos hacemos tontos solos y aplaudimos al unísono para evitar las preguntas.
La endogamia política, es un virus dentro de los partidos políticos y ninguno está exento de ello, el temor por ser descartado por el grupo en cuestión nos obliga a vendarnos la mirada ante la verdad y aceptar las imposiciones de grupo dejando de lado la crítica, la crítica constructiva.
La autocomplacencia entre quienes practican sin saberlo por supuesto esta patología política, provoca que los grupos cada vez más se cierren, excluyendo más y más personas hasta que los grupos son tan pequeños que los valores entre los integrantes ya son entendidos, las coincidencias son tal que la endogamia despierta placer, felicidad, armonía entre ellas.
Es aquí donde el bien colectivo se convierte en un interés de 3 o 10 personas y no de la institución que representan, comienzan pues a fragmentarse los partidos, las instituciones y los gobiernos todo esto, por la ingenuidad de entender porque pasa lo que pasa.
La obligación de quien se dedica al ejercicio de la política, siempre debe ser proponer una visión general, de conjuntos y de unión entre las distintas opiniones incluyendo a las disidentes pues el el debate quien fortalece la construcción de una idea, de la misión o visión de grupo.
Mientras sigamos practicando la endogamia, concentrándose en pequeños de grupos de poder, fragmentando, enalteciendo valores y personas que no le abonan al interés general sino al interés personal la política no va a cambiar y la unidad va a ser imposible.
La búsqueda de los grupos por el poder tampoco es una excusa para esta práctica, ampliar la visión a nuevas alternativas nos traerá cosas distintas. A unir a la generación, a reventar la burbuja personal en la que cada grupito vive y escuchar las distintas opiniones, nutrirse de ellas y crecer en conjunto. Conocer personas con los mismos intereses y llevarlos al equipo para consolidar uno solo con todas las expresiones.
Tampoco se puede argumentar que la división se centra en la premisa de ser un “club de amigos”, pues la política es algo serio y profesional donde cada cosa cuenta.
No secuestremos el poder, no seamos endogámicos, cansémonos de ver las mismas caras en los mismos eventos desde hace años. Ampliemos horizontes y hagamos política de verdad. De altura, de la que merecemos de la que estamos obligados a hacer si ya estamos viviendo de esto.
Nos vemos en la próxima.
Twitter: @MiguelVicenteR