El instituto de capacitación para el trabajo del Estado de Sinaloa, mejor conocido como ICATSIN por sus siglas, es un organismo público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonios propios adscritos a la secretaría de educación pública, cuya principal tarea es impulsar programas de capacitación para el trabajo, buscando desarrollar talentos, destrezas del ser humano para su pronta incorporación al área laboral.
Icatsin cuenta con 19 unidades de capacitación y 7 acciones móviles distribuidas en los 18 municipios de Sinaloa, por años se caracterizó por llevar estrictos controles de calidad tanto, que era la única institución que acreditaba todos sus procedimientos en la Norma ISI9000; fue reconocida además por la transparencia y rendición de cuentas que sus directivos tenían, una institución que pocas veces se hablan de ella en los medios de comunicación, por ser una de las que no se veía controversia ni se sabía de malos manejos, hasta que llegó a su dirección general el Dr. Francisco Frías Castro, en el 2017.
Después de varias denuncias públicas, me di a la tarea de investigar alguna de ellas, como es el caso de Nepotismo, que ha sido señalado el director general de Icatsin y el desaseo administrativo que tiene, mismo qué contrasta con la transparencia que tanto presume el gobierno de Quirino Ordaz Coppel.
Icatsin ha sido flanco de dimes y diretes al interior de las 19 instituciones establecidas a lo largo y ancho del Estado, en reiteradas ocasiones se le ha cuestionado el incremento del 20% de la nómina de confianza y algunos casos la diferencia entre los sueldos del personal de base y el de confianza es hasta de un 75% más, esto generando el descontento entre los miembros del sindicato de la STASE quienes por cierto les han hecho varios plantones y denunciado que Frías tiene metida a casi toda la familia, cometiendo nepotismo y nadie les dice ni hace nada, aún cuando a todas luces es un acto de corrupción.
Sin contar que el Dr. Francisco Frías Castro percibe un sueldo de 97,180.72 pesos mensuales y en el programa de evaluación y estímulos al desempeño “PEEDI” que se otorga cada fin de año en el 2017 se autoasigno 50,000 pesos y en el 2018 se lo incremento a 70,000 pesos, qué decir de este 2019.
Frías Castro tiene a más de 20 familiares distribuidos trabajando en los diferentes planteles de Icatsin, percibiendo sueldos desde 12 mil a 25 mil pesos mensuales más estímulos de 3 Mil hasta 15 mil pesos de acuerdo al rango del puesto, la gran mayoría en directivos y administrativos de los planteles; 9 familiares en dirección general, 3 en el plantel de El Fuerte, 3 en el de Los Mochis, 3 más en el de Topolobampo y una más en Escuinapa, que por cierto los que si trabajan dicen que tienen dado de alta a un programador especializado, hijo de la directora de nombre María Magdalena Hernandez y que sólo va y firma la nómina, por instrucciones del doctor.
Lejos ha quedado aquel político recto y funcionario público ejemplar que siempre midió a sus colaboradores y subalternos con tal de que no malversara los recursos del erario, cuando fue secretario general de gobierno, hoy parece que llegó para retirarse pero con las bolsas llenas, sin que nadie le diga ni haga nada.
Las interrogantes quedan en el aire; cuál es el pago que le deben a Frías para que ni el gobernador, ni la Auditoría Superior del Estado, ni los propios Diputados Locales revisen el estatus y las finanzas de ICATSIN, escuchar las demandas que han hecho una y otra vez los trabajadores de la STASE, que se puede esperar de la comisión de fiscalización qué tal parece que solapa supuestos actos de corrupción.
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