En el caso Culiacán exigimos rendición de cuentas al Gabinete de Seguridad y al gobernador de Sinaloa

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CULIACÁN — “En Sinaloa y desde Morena, hemos insistido en que la vieja estrategia importada desde Estados Unidos, de descabezar a las organizaciones del crimen organizado no funciona. Esa estrategia, en realidad, ha incentivado el brote de más violencia”, dijo desde tribuna la senadora Imelda Castro Castro.
Al hacer su posicionamiento sobre este asunto, la legisladora sinaloense dijo estar de acuerdo con exigir una rendición de cuentas con relación al operativo denominado “fallido” por las mismas fuerzas armadas, pero remarcó que son muchas las preguntas que se tienen que hacer al Gabinete de Seguridad y al propio gobernador Quirino Ordaz Coppel.
“Por ejemplo: ¿por qué se llevó a cabo el operativo, en primera instancia? Se habla de una orden de aprehensión con fines de extradición, ¿quién buscaba esa extradición?, ¿quién recibió dicha solicitud?, ¿por qué la precipitación en cumplir con esa orden? ¿Por qué un operativo en el centro urbano neurálgico de la comunidad culiacanense, al puro medio día y en la mitad de la semana laboral? ¿Por qué no se protegió primero a los ciudadanos?”, preguntó Castro Castro.

*Un poco de historia*
“Un día 28 de enero, como me hiere esa fecha”, dice el corrido sobre hechos de violencia acontecidos en Culiacán en el año de 1976. Este año quedó inscrito en la historia de Sinaloa como uno de los más violentos con 543 homicidios relacionados al tráfico de drogas, es decir, por cada 100 mil habitantes, 217.2, según ha documentado el historiador Froylán Enciso. Así comenzó la senadora su discurso.
Y luego precisó: “Para que se den una idea de lo que estoy hablando, en 2018 hubo una tasa de homicidios de 60 por cada 100 mil habitantes, es decir, 157 homicidios por cada 100 mil habitantes menos que aquel fatídico año”.
Asimismo hizo un recuento al señalar que los sinaloenses tienen otros hitos en la memoria colectiva: los intimidantes coches-bomba de mayo de 1992; el triste 10 de mayo de 2008, cuando Culiacán se quedó sin rosas para las madres porque todas fueron compradas para el funeral de Édgar, hijo de Joaquín Guzmán Loera; o la emboscada contra militares a la salida norte de Culiacán de 2016, en que la exhibición del poder de fuego del narco destrozó camiones y la vida de soldados, hasta llegar al lamentable jueves negro de la semana pasada.
“Estos hechos no son menores, pero sin duda pudieron haber rebasado a estas historias. La población de Culiacán por eso apoya con una amplia mayoría según todas las encuestas que se han publicado, la decisión dolorosa de liberar a Ovidio Guzmán López, porque estamos conscientes que fue para evitar un escalamiento de violencia”, destacó.

*Construir la paz*
Hizo saber que las visiones que desdeñan los efectos colaterales de una estrategia son rechazadas por amplia mayoría en Sinaloa y en México. “Tenía que ser así, cuando probaron su ineficacia, cuando las cifras las vieron como datos de un modelo y no como personas de carne y hueso. Por eso se apoyó una estrategia distinta en 2018, una estrategia distinta de combate a la inseguridad, para que se ponderaran otros factores, como los de carácter social”.
Imelda Castro invitó a apoyar la aplicación de reformas de construcción de paz, al desarme total; a apoyar la estrategia del Gobierno de México, empujar la solicitud a Estados Unidos para el congelamiento de la venta y el tráfico de armas hacia México (porque 7 de cada diez armas que se usaron en la refriega de Culiacán provenían del vecino país); respaldar el debilitamiento de la estructura financiera que apoya la operación criminal; avanzar en la consolidación de la Guardia Nacional; perder los temores legalizando ya las drogas, empezando con la cannabis; avanzar en la justicia transicional y volcando todos los esfuerzos a estimular la construcción de paz, sembrando la semilla de la paz en todo México, en Sinaloa y en Culiacán.
Finalmente pidió que “el 17 de octubre sea el día a partir del cual verdad, justicia, reparación del daño y garantía de no repetición, cobren vigencia como realidades y dejen de ser anhelos. Iniciemos pues, aquí y ahora, a construir la paz de verdad, para que cada 17 de octubre podamos vernos a la cara, que Sinaloa sea la semilla del México que quiere recordar un pasado con orgullo y con dignidad y que enfrenta sus retos con valentía, con humanismo y con sentido social”.